La débil estructura estatal de Afganistán sigue desplomándose como un castillo de naipes ante el imparable avance de la ofensiva talibán. En apenas 8 días, este grupo islamista se ha hecho con el control de una docena de capitales de provincia, controlando ya cerca del 70 por ciento del país, pues hace meses que empezaron a ganar terreno en las áreas rurales, casi a la misma velocidad que las últimas tropas internacionales iban saliendo del país asiático.

El Ejército Nacional Afgano, formado durante más de dos décadas por instructores de la OTAN y los países de la coalición internacional, se está mostrando totalmente incapaz de contener el avance talibán. De nada sirve los esfuerzos realizados durante veinte años. De nada sirve el material y armamento costeado por la comunidad internacional. Los militares afganos están encadenando huidas para replegarse a zonas más seguras, a la espera de una siguiente huida.

En las últimas horas los talibanes han tomado el control de otras dos capitales de provincia. Se trata de Herat, la tercera ciudad del país por población y capital de la provincia homónima, y de Qala I Now, capital de la provincia de Bagdhis. Las dos ubicadas al oeste del país, cerca de las fronteras con Irán y Turkmenistán. Las dos fueron durante años el epicentro de la presencia española en Afganistán.

Las Fuerzas Armadas españolas estuvieron al mando durante una década de la provincia de Badghis. Controlaron su capital y, desde ahí, fueron aumentando su control de la zona poco a poco. En los dos últimos años, antes de retirarse y ceder el control total de la zona al ejército afgano, llegaron a protagonizar importantes operaciones de combate, alguna de las cuales han servido para actualizar los casos prácticos de los libros españoles de estrategia militar.

También ha sido la misión más trágica para las tropas españoles desde que salieron por primera vez al exterior –en la historia reciente– con destino a Guinea Ecuatorial en 1987. En estos cuarenta años de misiones lejos de casa ha habido 167 bajas (159 de las FAS y 8 de la Guardia Civil). De ellas, algo más de un centenar se dejaron la vida en el país del polvo, los talibanes y los burkas. A ellos hay que sumar en la factura un total de 80 militares heridos.

La salida de Bagdhis en 2013 supuso también para las FAS españolas la puesta en marcha de una de las operaciones logísticas más ambiciosas de su historia. Vaciar la base ‘Ruy González de Clavijo’ de Qala I Now fue una operación titánica. La instalación militar quedó al cargo entonces del Ejército afgano y fue el bastión que impidió que los talibanes tomaran la ciudad a principios de agosto. Desde la tarde-noche de este jueves ya es de los talibanes.

En esta provincia quedan también los restos de la cooperación española en el país. Todos esos proyectos que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero utilizó para tratar de vender a los españoles que en Afganistán no había una guerra, y que casi únicamente se llevaban a cabo proyectos de naturaleza humanitaria. Allí gastó la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) más de 400 millones de euros -el despliegue militar durante 20 años superó los 3.000 millones de euros-.

El hospital local reformado y ampliado, las instalaciones de agua y saneamiento público, las estructuras rurales de comunicación, las escuelas edificadas y a las que también podían asistir las niñas, las infraestructuras de regadío para la agricultura e, incluso, la mezquita local con un minarete rehecho a cargos de los impuestos de todos los españoles… Todo ello está ya en manos de los talibanes.

También tuvieron una importante presencia en Herat, principalmente en la capital, aunque la provincia estuvo bajo control italiano. Allí tuvo España desplegadas todas sus aeronaves, principalmente los helicópteros de transporte y los helicópteros de ataque Tigre, que se estrenaron en el exterior con la misión afgana. Camp Arena, la base italoespañola, también está ya bajo control talibán.

Afganistán ha supuesto un desarrollo fundamental para las Fuerzas Armadas. Los militares españoles han tenido que lidiar con temperaturas, situaciones y una falta de medios por algunas decisiones políticas y las peculiaridades del país que son difícilmente recreables en maniobras. Y con una experiencia en combate muy importe, como ya se ha mencionado con anterioridad.

La toma por los talibanes de Herat y Qala I Now deja ahora un sabor amargo. El de que todo el trabajo realizado durante dos décadas de presencia en el país no ha servido prácticamente para nada. Y no por el brillante papel desempeñado por los militares españoles, sino por la decisión política de la comunidad internacional de dejar a su suerte a un país y una población que todavía no estaba lista para dirigir su propio futuro sin ser devorada por los talibanes.

** Artículo publicado en Libertad Digital.com **