Localizar a una persona que ha naufragado o que se ha caído al mar por la borda de un barco es tan complicado como buscar una aguja en un pajar. El reflejo del sol o la luna sobre el agua, la pequeña parte corporal que sobresale del mar cuando se está a flote o las olas dificultan enormemente las labores de búsqueda y rescate. Es por ello que Salvamento Marítimo retó a las empresas a diseñar un sistema inteligente de seguridad y supervivencia naval.

La respuesta ha sido Albatross, un sistema diseñado por la empresa española Escribano M&E, que utilizando el conocimiento adquirido en el sector de la Defensa, permite la detección automática y geolocalización de náufragos incluso en las condiciones más adversas. Esta solución agiliza el rescate, eliminando por completo el error humano, y cuenta con capacidad para barrer zonas más amplias del mar en menos tiempo.

El sistema está basado en la tecnología de infrarrojos para cámaras térmicas. Los objetivos de las mismas tienen un gran campo de visión, una óptica de gran luminosidad y un detector de bajo nivel de ruido que incluye una unidad inercial para compensar digitalmente los giros y vaivenes de la aeronave que lo porta, así como un preciso sensor GPS para asignar a cada objeto detectado su posición exacta.

«La cámara convierte en negro todo lo que no esté a una temperatura determinada con anterioridad y el sistema resalta en blanco lo que esté a más temperatura. Además, como las cabezas o las partes del cuerpo que están fuera del agua solo pueden tener un determinado tamaño, se discrimina todo lo que tiene más que unos márgenes cercanos a ese tamaño, eliminando la opción de confundir un bidón en el mar con una persona», explica Ángel Escribano, CEO de Escribano M&E.

«La temperatura del mar en el Estrecho de Gibraltar es de 17 grados. En esas condiciones se entra en hipotermia a la hora y media o dos horas de estar en el agua. Buscamos puntos de calor que tengan entre 20 y 37 grados, no más para evitar que una placa de metal recalentada por el sol y a la deriva pueda dar un falso positivo. Además, se introduce la discriminación por tamaño para que la búsqueda sea mucho más precisa», prosigue.

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El Albatross en el patín de un helicóptero (izquierda). Funcionamiento del sistema (derecha)

Albatross está dentro de una pequeña caja que apenas pesa tres kilogramos, lo que facilita que pueda ser utilizada en sistemas como helicópteros o aviones de búsqueda y rescate. En el primer caso, se puede acoplar al patín (las barras en las que se posa el helicóptero) y en el segundo, en la panza del avión. También está preparado para poder ser incorporado en drones o aviones tripulados de forma remota (RPAS).

El desarrollo del sistema ha sido costeado íntegramente por la compañía española, aunque como el propio CEO reconoce, habría sido imposible sin que Salvamento Marítimo hubiera permitido que se probara en el Estrecho de Gibraltar en sus helicópteros durante más de 400 horas de vuelo y en sus aviones (modelos CN235) durante unas 80 horas.

Los primeros interesados no han tardado en llegar. Las Fuerzas Armadas, la Guardia Civil y, como es lógico, Salvamento Marítimo ya han mostrado su interés por hacerse con este sistema, que en palabras de Ángel Escribano es «muy económico» y se podrían «fabricar centenares al mes» si empezasen a llegar los contratos. Pero el interés no es sólo nacional: las autoridades de Marruecos han preguntado ya por el Albatross.

 

** publicado en Libertad Digital.com **