Especial desde Dakar (Senegal) – El auge de los grupos yihadistas en el Sahel estuvo a punto de dar un susto importante a la comunidad internacional a finales de 2012 y principios de 2013. Aliados con tribus tuareg, los yihadistas se presentaron a las puertas de Bamako –tras conquistar casi todo Mali– y a punto estuvieron de conseguir su propio estado en África. La rápida reacción de Francia, tras la súplica de ayuda de las autoridades malienses, salvó la situación.

El Gobierno español se puso de inmediato al lado de Francia. Primero, facilitando el sobrevuelo y aterrizaje temporal en territorio nacional de los medios aéreos franceses que iban a intervenir militarmente en Mali. Después, desplegando un destacamento aéreo en Dakar (Senegal) para contribuir al transporte estratégico (militares, armamento, material…) de la operación francesa.

El despliegue del destacamento se inició el 26 de enero de 2013 y realizó su primera misión tres días después, el 29 de ese mes. Conformaron la primera rotación 55 militares (del Ejército del Aire, principalmente) y un avión de transporte C-130 Hércules. El mismo número de militares y el mismo tipo de aparato se encuentran ahora, dieciséis rotaciones después, desplegados en la base que Francia tiene en la capital senegalesa.

Pese a que en las primeras operaciones los militares españoles cubrían solo rutas entre las ciudades de Dakar (Senegal), Bamako (Mali) y Niamey (Niger), las ampliación de la misión francesa a la lucha contra el yihadismo en todo el Sahel y no solamente en Mali –el paso de la Operación Serval a la Operación Barkhane– ha ampliado los teatros de operaciones de los militares españoles de forma importante.

El espacio a sobrevolar tiene ahora una extensión similar a la de toda Europa y la mayor distancia es la que separa las ciudades de Dakar y Djamena (Chad), comparable a un vuelo entre la ciudad española de Huelva y Moscú. Un espacio donde no siempre la pista de aterrizaje es de asfalto y donde las ayudas desde las torres de control son prácticamente inexistentes.

Hasta la fecha se han realizado 1.550 salidas, en las que se han consumado 4.450 horas de vuelo, transportando a unas 16.000 personas junto a 2,9 toneladas de carga. Los aviones que han rotado en la misión, o bien el C130 Hércules o bien el CN-295, han consumido en este tiempo 8,4 millones de litros de fuel y han suministrado a otras aeronaves 23000 litros de fuel.

La participación española tiene una serie de condiciones: no se participa en operaciones de combate directas, no se trasladan presos ni deportados de ningún tipo, no se llevan a cabo más de 140 horas de vuelo mensuales, ni se evacuan heridos que necesiten asistencia médica inmediata. Si están permitidas las cargas calientes (tropas que van directas al combate junto a sus municiones y necesidades logísticas).

 

** Publicado originalmente en Libertad Digital.com **