Especial desde Koulikoro (Mali) – Un calor asfixiante, calles con un asfalto rudimentario, edificios de ladrillo mezclados con otros de madera, tiendas de campaña y contenedores de carga. Personal local que se mueve en pequeñas motocicletas o transporta material en carros tirados por burros. Banderas de países europeos por todas partes. Así en un primer vistazo Boubacar Sada Sy, la academia de adiestramiento de las Fuerzas Armadas de Mali.
Allí están destinado el grueso de los medio millar de militares europeos que forman parte de la misión EUTM Mali, que adiestra a los militares locales para que puedan garantizar la seguridad y estabilidad de su país y poner coto a las andanzas de los grupos yihadistas y de crimen organizado que se mueven con demasiada libertad por el norte del país. 300 de esos militares son españoles, la gran mayoría de ellos pertenecientes a la Legión y a la Infantería de Marina.
«En esta misión de la UE hay adiestradores de 25 países europeos que nos dedicamos a entrenar a las tropas malienses. Respondemos a lo que el Ejército local nos demanda, pero nosotros no les proporcionamos material, lo tienen que aportar ellos. Si hacemos un curso de francotirador ellos tienen que traer lo rifles, los binoculares, la munición… «, explica el coronel Ignacio de Olazábal Elorz, jefe del contingente español en el país africano.
La formación inicial dura 12 meses. Durante las dos primeras se evalúa la capacidad formativa de los militares locales y en las dos siguientes se lleva a cabo una instrucción militar general. Se da paso entonces a cinco semanas con formación en la especialidad elegida o designada: infantería, reconocimiento, control aéreo, tiradores de precisión, trasmisiones, primeros auxilios, unidades ligero-acorazadas, desactivación de explosivos, operaciones especiales o artillería.
Tras esta formación específica, el efectivos del batallón pasan dos semanas en las que llevan a cabo un adiestramiento interarmas a nivel compañía, para concluir el curso con una última semana en la que se realiza un ejercicio final en el que deben poner en práctica todo lo aprendido. Finalizado el curso, son enviados al norte del país donde mantienen la seguridad y combaten, si es preciso, contra los grupos yihadistas que a punto estuvieron de asaltar Bamako años atrás.
También se realizan otro tipo de cursos en estas instalaciones. Ejemplo de ello son los de liderazgo, dirigido a los oficiales malienses, cuya formación y claridad de ideas es un factor decisivo a la hora de llevar a cabo con éxito una misión. También tienen una duración de 12 semanas e incluyen destrezas militares como planeamiento táctico, instrucción de tiro, dirección de la unidad en diversas situaciones tácticas, y solicitud de apoyos de fuegos (por ejemplo, apoyo de la artillería).
O los de Derecho Internacional Humanitario, dirigido a militares de todas las graduaciones, que incluye conocimiento básico de los principios de humanidad, distinción, proporcionalidad y necesidad militar, medidas y procedimientos para garantizar la no agresión a los lugares y personas protegidas (prisioneros, mujeres y niños) en los conflictos armados, conceptos de prevención de la violencia sexual o normas del trato a personas refugiadas y desplazados.
También el denominado curso de Formador de Formadores, cuyo objetivo es formar a los futuros adiestradores del Ejército maliense. También tendrá una duración de 12 semanas y su objetivo principal es que los malienses sepan entrenar perfectamente a sus tropas una vez que los militares europeos hayan abandonado el país.
Durante los cinco últimos años de misión, se han formado en estas instalaciones de Koulikoro a ocho grupos interarmas maliense, de los que cinco han recibido un segundo reentrenamiento de 12 semanas tras su periplo combatiendo en el norte del país. En total, con todos los cursos de formación, 12.000 militares alumnos han pasado por estas instalaciones, lo que representa un tercio del Ejército maliense.
Ahora, bajo mandato español, la misión de adiestramiento dará un salto cualitativo. La formación militar no sólo se dará en las instalaciones de Koulikoro, sino que se extenderá por todo el país, de sur a norte, exactamente, hasta la curva del río Níger, incluyendo los municipios de Gao y Tombuctú. Zonas estas últimas donde los combate entre los yihadistas y los militares africanos y franceses son relativamente habituales.
Es por ello que las Fuerzas Armadas españolas han aumentado recientemente sus medios. Se han desplegado blindados antiminas, como los LMV Lince o los RG31, que han sido probados con éxito en Afganistán. También pequeños drones AeroVironment RQ-11 Raven. «Con cada equipo de adiestradores siempre salen médicos y tenemos que tener capacidad para que cualquier miembro de EUTM reciba la asistencia que requiere en una hora. Además, tienen que llevar una fuerza de protección. Si no se les puede proporcionar seguridad no hay entrenamiento», añade el coronel Olazábal.
*** Publicado en Libertad Digital.com ***